NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SAGRADA ORACIÓN EN EL HUERTO
Autor.- La imagen del Señor de la Oración en el Huerto salió de la gubia del imaginero Manuel Pineda Calderón, quien también talla la imagen del Ángel confortador y el apostolado que duerme, acompañando a Cristo en este momento de la Pasión.
Fecha de ejecución.- Manuel Pineda Calderón talla esta imagen del Señor orando en el Huerto en el año 1948, completando el misterio con las imágenes secundarias entre el año 1940 y el año 1954
Técnica.- Imagen de vestir que tiene talladas la cabeza, manos y píes, sin tallar el resto del cuerpo, que queda oculto bajo la túnica y otras prendas de vestir con las que es presentada a la devoción de los fieles.
Ciclo de la Pasión.- El Huerto de la Agonía.
Texto del Evangelio.- Mateo 26, 36 - 46; Marcos 14, 32 - 42; Lucas 22, 40 - 46
Momento de la Pasión.- Jesús ora al Padre, la noche en la que iba a ser entregado para que aparte de él la Pasión y Muerte, un ángel le conforta, mostrando la voluntad del Padre.
Cofradía.- Antigua Hermandad del Santísimo Rosario y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto y Nuestra Madre y Señora de los Dolores.
Fecha de fundación.- Finales del siglo XVI.
Templo de culto.- Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena.
Templo de salida procesional.- Iglesia Parroquial de santa María Magdalena.
Jornada de procesión.- Tarde noche del Miércoles Santo.
Localidad.- Dos Hermanas (Sevilla)
Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras.
Mateo 26, 36 - 46
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